4 de enero de 2011

Politiqueros

Mírale, está allí, sentado. Se ríe de nosotros, se ríe de ti. Él se sienta sobre millones y dice que esto es sólo un proceso, que pasará y vendrá una época dorada. ¿Le crees? Dices que no con la cabeza, yo tampoco le creo. Es un farsante, como todos los demás. Mueve las manos exageradamente, sólo para distraerte de lo que en realidad dice. Prohíbe esto y aquello para nada, sólo para marear, pero no arregla nada, no hace nada que valga la pena. Cobra un pastón, sólo por joderte la vida. Se hace el silencio, ya no sabe qué decir. Pero enseguida encuentra con qué llenar el tiempo que le queda. ¿Le estás oyendo? Asientes. Me gustaría no escucharle, se burla de la población. Se burla de los pobres, halaga a los ricos. Ahora está aquí, ahora anda por allá, pero aún así es fácil seguirle el rastro. Se hace el buenote, besa a un niño, habla de la sanidad y la educación.. pero luego te da el sablazo cobrándote un 9,8% más en lo que sea. Te da la risa, no entiendo el por qué. Yo no me río, creeme.. Déjame escuchar, a ver qué suelta ahora. Já, habla de la delincuencia. ¿Qué los pobres son delincuentes? No todo el mundo puede acceder a una vivienda digna, señor, usted qué se cree. Apaga la tele, me aburre. Siempre dice lo mismo, y acaba jodiéndonos de la misma manera estúpida. Nos hemos convertido en autómatas, nos impiden pensar por nosotros mismos, exceptuando ciertos momentos de lucidez. Coges el mando. Ni se te ocurra encender la tele, me tiene frito. Sinceramente, estoy pensando en irme al monte a comer castañas y charlar con Dios.

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